Hace días que me cuestiono el haber creado este blog, por muchos y distintos motivos.
Lo cierto es que si bien hacía mucho que pensaba en abrir uno, siempre me dije que no correspondía hacerlo.
Entre mis cuestionamientos para abrir un blog estaba que si quería hacer un diario, una descarga para todo lo que sentía, pues no era necesario que fuera abierto al público. Otra de mis objeciones era que nada que yo escribiera podría aportarle algo a otras personas, además de cuestionarme mi voluntad para escribir regularmente y mantenerlo en condiciones, porque me conozco y sé que me cuesta mantener una línea con este tipo de cosas.
Entonces, ¿Qué cambió? ¿Qué me hizo pasar a engrosar la fila de gente denominada
bloggers?
Bueno, hechos inesperados y dolorosos me mostraron que no podía seguir esperando para tener el control de mi vida, y de alguna forma tuve la necesidad de dejar constancia de eso, y a la vez sacar de mi un dolor que en ese momento no podía expresar porque no encontraba las palabras.
Por otra parte necesitaba tener un lugar así, anónimo, donde pudiera contar otras cosas que suceden en mi vida, y de las que muy poca gente, prácticamente nadie sabe, salvo ustedes, la gente cuyos blogs he estado visitando desde hace tanto tiempo, intentando encontrar respuestas a muchas preguntas que han surgido en mi.
Seguramente esto último es lo que más influyó en lo de abrir un blog, conocer otra gente afín a mis inquietudes, a mi forma de ver la vida, sentir que uno no está solo ni está loco por querer un mundo más diverso, más abierto, con menos violencia y más amor.
No se trata solo de poder decir lo que siento sin tapujos ni hipocresía, sino de sentir que otra gente siente cosas parecidas, y sobre todo que aunque no sientan lo mismo están dispuestos a respetar lo que yo siento.
El respeto parece estar a la baja en la sociedad actual, se habla mucho de respeto y tolerancia pero cada día parece desaparecer un poco más de la realidad, como un espectro que se va desvaneciendo.
Así que por todas esas, entre otras razones estoy aquí, titubeante aún, sintiendo que lo que escribo no alcanza la calidad que yo quiero, pero que al menos mi voz está aquí, en estos signos, expresando todo eso que como ser humano considero importante defender; y que me doy la oportunidad de crecer de una forma que tal vez no esperaba pero que sin dudas estaba marcada en mi camino.
Por ahora: Habemus Blog.