Desde muy pequeña recuerdo tener la costumbre de dialogar conmigo misma, de explorar mis emociones y mis vivencias en diálogos mentales que me ayudaban a conocerme mejor.
Lo sigo haciendo pero no tan frecuentemente y sobre todo no tan profundamente como antes.
Este mundo de locuras en el que vivimos parece quitarnos el tiempo para la pausa, para la reflexión sin prisas, todo exige una decisión ya, todo es ahora.
Así que últimamente no tengo ese tiempo de reflexión a solas conmigo, y a veces no lo tengo porque yo misma no me lo doy, elijo aturdirme con la tele, con lo que sea que me impida mirar hacia adentro y ver ese vacío, ese precipicio que se ha ido formando dentro de mí y al que temo caer. Y sin embargo, aunque no lo vea, aunque trate de ignorarlo, sé que ese vacío crece y empuja al resto de mi ser y tarde o temprano terminaré colapsando dentro de él.
Por eso me voy a tomar unos días, para descansar que buena falta me hace, y para pensar, para hacer trabajar a mi materia gris que está perdiendo el ritmo y las ganas, y de paso para ver que hay ahi adentro, qué se oculta dentro de ese precipicio que hay dentro de mi.
No creo que en tan pocos días consiga una respuesta, pero al menos espero lograr cierto equilibrio que hoy no tengo y me hace falta.
Por unos días no me verán por aquí, ya me pondré al día cuando regrese, espero que con mejor ánimo y un panorama más claro.
Besos a todos los que siempre están ahí dándome ánimos y leyendo mi blog, regreso en un periquete.