"Nosotros consideramos el hecho de votar cada cinco años como una cosa que hace al orden de la naturaleza, pero no es así. El voto es un derecho que se fue conquistando en nuestro país a lo largo del tiempo y con mucho esfuerzo".
"Cuando en 1830 se juró la primera Constitución uruguaya, era "insensato" pensar que las mujeres, los sirvientes, los ciegos y sordomudos, los gauchos y los ebrios, o los soldados rasos, pudieran votar.
De esta manera, durante el siglo XIX se marginaba a casi el 95% de la población, teniendo derecho al voto un porcentaje que oscilaba entre el 5 y el 10%. Sin embargo, éste no era el único impedimento para que en Uruguay se ejerciera plenamente la democracia. La falta de hábito de ejercer el sufragio y el imperante caudillismo de la época no permitían que la confianza en el voto se arraigara con fuerza.
No obstante, el voto de la mujer seguía siendo una deuda pendiente. En 1932 se estableció la posibilidad, pero recién se hizo efectiva en 1938.
De esta manera, Uruguay se convirtió en el segundo país de Latinoamérica, junto con Brasil, en permitir el voto a la mujer, incluso antes que en Francia e Inglaterra. El primero en hacerlo en nuestra región fue Ecuador, que lo habilitó en 1924. En Argentina se estableció en 1947 por iniciativa de Eva Perón. Bastante más tarde, el voto obligatorio comenzó a regir en nuestro país en 1971, año en el que fue elegido Juan María Bordaberry".
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